Como todos los años el día 3 de Febrero se celebra la festividad de San
Blas, en la que se reparten unas
roscas (o rosquetas, como también se las llama) que previamente están
bendecidas.
Al igual que los roscos de la Paz están hechas con
masa de pan y matalaúva (anís en grano), pero a diferencia de éstos llevan
manteca de cerdo, lo que hace que estén más esponjosas.
Estas roscas las hacen aquellos que lo ofrecen a San
Blas en acción de gracias, tal vez por haber tenido alguna enfermedad de
garganta y haber curado, o bien por ser devotos del santo.
Se dice que si rezas un "Padre Nuestro"
mientras comes un trozo de rosca bendita, no padecerás de la garganta
durante el próximo año.
INGREDIENTES:
- 1 kilo de masa de pan.
- 150 gramos de manteca.
- Anís en grano al gusto (una dos cucharadas)
PREPARACIÓN:
Estiramos la masa y le echamos el anís y la manteca.
Amasamos sobre una mesa espolvoreada de harina hasta que se haya integrado toda
la manteca y no se nos quede pegajosa.
Dividimos en bolitas unos 100 gramos de peso y le
damos forma de rosca. Les hacemos unos cortes con un cuchillo afilado y ponemos
en una bandeja de horno separadas porque crecen. Tapamos con un paño y dejamos
reposar en sitio templado durante media hora.
Metemos al horno, con cuidado de que se cuezan pero
que queden blanquitas.
Mi buen amigo Vale me ha dado unos, un amoroso regalo de su madre. Seguro que funcionan.
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