En las huertas, siempre se han cultivado calabazas, aunque antiguamente se destinaban para la alimentación de los animales que había en la casa (bueyes, cerdos...), ya que es un cultivo que rinde mucho y que se conserva en perfectas condiciones a lo largo de todo el invierno.
No tenemos platos tradicionales que lleven calabaza com ocurre en otras regiones. Sólo se utilizaba el calabacín cuando estaba tierno durante el verano para hacerlo frito sólo o con patatas.
El otoño pasado mi padre recogió bastantes calabazas de la huerta, y en un principio pensamos en recetas en las que poder utilizarlas, sobre todo en cremas, en lentejas o para dar sabor y color a los caldos. Pero debido a que eran bastantes, y de un peso considerable, la calabazas, en lugar de disminuir, parecía que cada vez había más.
Por suerte, había oído hablar de los bizcochos de calabaza, y mirando en libros de cocina y en internet encontré algunas recetas, las cuales he adaptado hasta conseguir un bizcocho muy esponjoso y de un sabor y color insuperable, y tanto gusta en casa que estamos dando buena cuenta de las calabazas.
INGREDIENTES
- 3 huevos
- 1 taza (125ml) de leche
- 1 taza de azúcar
- 1 taza de puré de calabaza asada
- 1/2 taza de aceite de oliva
- 3 tazas de harina
- 1/2 sobre de levadura Royal
PREPARACIÓN
Cortamos en trozos la calabaza y la asamos en el horno. (También se puede cocer y escurrirla, pero queda más dulce asada)
Cuando está asada, la chafamos con el tenedor y con esté puré llenamos una taza.
Separamos las yemas de las clara y éstas la montamos a punto de nieve.
En un cuenco ponemos las yemas, el azúcar, la leche, el aceite y la calabaza y lo pasamos por la batidora.
Añadimos la harina con la levadura, y cuando está bien mezclado echamos las claras a punto de nieve, removiendo con cuidado de que no se bajen.
Metemos a horno precalentado a 170 º durante 20 minutos aproximadamente.