lunes, 30 de septiembre de 2013

EL MES DE SEPTIEMBRE

Septiembre en Villanueva siempre ha sido un mes de fiesta por varios motivos: El primero por la celebración de la feria desde el día 1 hasta el 4, feria que data desde 1797 



“ Por Real resolución de S.M. publicada y mandada cumplir en el Consejo el 21 de Marzo, se ha concedido a la villa de Villanueva de la Fuente licencia y facultad para el establecimiento de una feria perpetua, en el sitio de la ermita de nuestra Señora de los Desamparados, por término de 4 días, desde primero de Septiembre de cada año; entendiéndose sin perjuicio de la exacción de los Reales Derechos.”

   ( Publicado en: MERCURIO HISTÓRICO Y POLÍTICO.       ABRIL   1797 )


Otro motivo para estar de fiesta es que ya había terminado la siega y el trigo estaba en el granero, que serviría para tener pan y harina durante el largo invierno y para poder pagar las deudas contraídas a lo largo del año, ya que muchas de ellas se pagaban en especie.
Del mismo modo se podría comprar en la feria todo aquello que no se vendía en el pueblo: cacharros, herramientas, calzado y , sobre todo, las joyas para las novias que se casarían a lo largo del próximo año.
También la feria servía de diversión: las famosas "barcas" de las que tanto hablan nuestros padres, el circo y el teatro del que se disfrutaba aquellos días.

Y de manera muy especial la llegada al pueblo de Nuestra Señora de los Desamparados para pasar una temporada con nosotros y poder ir a visitarla todos los días a darle gracias o pedirle favores.


 He aquí un documento que plasma como se vivía la feria hace 50 años


La feria de mi pueblo
Villanueva de la Fuente (mi pueblo de nacimiento) tuvo una feria de ganado famosa en toda España. Digo “tuvo” porque ya no es una tenue sombra de lo que antes fue y su esplendor pertenece al pasado. Las circunstancias han cambiado y, con ellas, todo lo demás. Su origen, empleando una frase hecha, “se pierde en la noche de los tiempos”. El caso es que tuvo muchos años de auge y prosperidad, pero que en estos últimos ha caído vertiginosamente y el tiempo se la ha llevado.
Ya en mi infancia y en mi juventud aquello era un verdadero hervidero humano. Las “eras” se llenaban totalmente de ganado vacuno, caballos, mular, de cerda… dispuestas para la compra-venta. A este espacio ocupado se le ha llamado “cuerda”. No he podido averiguar el por qué de este nombre. Allí carruajes de todas clases y algún automóvil de los “señoritos”, sombrajes, tiendas de campaña y el típico “pisto con pajas” (que le suministraba las ventiscas), amén de los muchos bares hechos por cuatro palos y unas esteras en la cubierta y en los laterales. En su interior una vieja “tarima” y unas desvencijadas sillas para sentarse y beber largamente los que habían efectuado un trato o estaba en camino de efectuarlo.
La feria duraba del 1 al 3 de septiembre. El primero era de “ver y tantear”. En los otros dos se verificaban las transacciones. Mucha palabrería entre compradores y vendedores, abundantes intermediarios profesionales, apretones de manos, carteras visibles, billetes “en señal”, guías, mentiras y más mentiras, y todo aquello que llevan consigo los tratos, sobre todo cuando han se ser rápidos. Aquello era una verdadera vorágine de palabras, y movimiento.
De los sitios más dispares de nuestra geografía acudían compradores y vendedores, donde encontraban lo que necesitaban para sus negocios o para “arreglarse”.
Eran dignas de ver las “muletadas” de señores ricos con su tienda de campaña, sus varas largas y sus trajes frescos y distinguidos. Los “chalanes” con sus blusas negras y los gitanos con su típico desaliño y su camisas por fuera. Las gitanas con sus vestido de lunares y los “churumbeles” modelo de suciedad…La estampa de aquel enjambre humano era de una vistosidad y colorido indescriptibles. En el interior del pueblo puestos de melones y sandías de Tomelloso; churreros y navajeros de Albacete, almendreros de Hellín, vendedores de mantas de Alcoy, charlatanes con relojes y baratijas (y su imprescindible “mono” obligando a pararse), retratistas con sus caballos de cartón y sus telones de toreros… Y luego, guarnicioneros, alabarqueros, garroteros, zapateros, caldereros, gorreros, bisuteros, puestos de juguetes variados… Muchas atracciones, tales como caballitos, toboganes, norias, barcos, columpios, etc., etc. Teatros, circo, prestidigitación y todo aquello que es propio de una feria donde hay una extraordinaria afluencia de gentes de toda clase y condición. No faltaba echadores de cartas y buenaventuras, rateros, mendigos profesionales, pícaros, vividores…Una calle. Llena totalmente de puestos de feriantes, se le denomina, desde los más antiguos tiempos, calle de la Feria; no se podía transitar en algunos momentos.
Cada familia de los pueblos cercanos hacían la compra de lo necesario para su hogar o para sus trabajos y no olvidaban, como último requisito, comprar las almendras, el turrón y los juguetes para sus hijos y familiares.
El agua abundante, la fecha adecuada y la hidalguía de los nativos eran las causas determinantes de aquella concurrencia anual. Los aguadores y panaderos hacían su agosto aquellos días. Aún parece que resuenan en mi oído los pregones de las mujeres gritando, entre aquella algarabía, “al buen pan de candeal”; o los aguadores: “al agua fresquita”.
Son tantas las cosas, tantos los detalles que habría que explicar que alargaría mucho esta descripción. Quizá haya omitido alguna cosa importante de consignar para dar idea completa de mi propósito.
De todo lo de entonces no queda “casi” nada. El tiempo la tiene en agonía y en trance de muerte inevitable. Se la ha llevado, como se lo lleva todo.
Solo ha quedado en recuerdo y nostalgia de unos tiempos dichosos, que quedaron muy atrás, y que ya no volverán.

LANZA, 1 de Septiembre de 1967, pág. 7.
Por Venor. (José Vicente Ventoso Ortiz)




sábado, 28 de septiembre de 2013

HISTORIAS Y SABOR DE VILLANUEVA DE LA FUENTE

Con este blog quiero dejar constancia de la riqueza gastronómica de Villanueva de la Fuente, ya que debido  su localización en el mapa, su cocina aglutina los sabores y productos de La Mancha, de la Sierra de Alcaraz  y de la zona norte de Andalucía, y, al mismo tiempo, indagar en el origen de cada plato.
No debemos dejar en el olvido nuestros guisos y dulces tradicionales ya que forman parte de nuestras señas de identidad.