EL TOMATE
¿Qué hubiera sido de nosotros sin el tomate?
Es difícil de explicar, ya que es el rey de nuestras huertas, y en especial el denominado "Tomate del Terreno", una variedad de gran tamaño, muy carnoso y de sabor dulce y poco ácido. Es ideal para "El moje de tomate", para el pisto, o simplemente para comerlo con un poco de sal.
Este verano mi padre ha cosechado gran cantidad de tomates de un tamaño excepcional, y los hemos conservado para comerlos a lo largo del invierno.
Hay diferentes formas de conservarlos pero la que utilizamos es al baño maría, tanto del tomate crudo como frito o cocido. Si mezclamos el tomate cocido con pimiento asado, tenemos el famoso asadillo manchego.
Conserva de tomate al baño maría
En primer lugar tenemos que dejar que los tomates se pongan maduros, deben estar bien rojos y firmes.
Una vez estén en su punto los lavamos, pelamos y cortamos en trozos en un recipiente tipo colador para que suelten el agua que tienen.
El líquido que sueltan es zumo de tomate y podemos aprovecharlo para beberlo.
Una vez escurrido el tomate lo envasamos en frascos de cristal con cierre hermético, cuidando que no quede aire dentro del frasco (apretamos el tomate con una cuchara), y los ponemos a hervir al baño maría durante media hora.
Para que quede la conserva perfecta, los frascos y tapas deben estar muy bien limpios y el agua en el que ponemos a hervir los frascos debe cubrirlos hasta la tapa. Y por último no debemos sacarlos del baño maría hasta que el agua se haya enfriado por completo.
Una vez fríos comprobaremos que se ha hecho el vacío en los frascos y los guardaremos en un lugar fresco y sin luz. Se conservan hasta un año (si es que no nos lo hemos comido antes).